Son las primeras horas de mi cumpleaños y comienzo a escribir las primeras palabras de este grupo de párrafos pensando en todo lo que he realizado hasta este momento. La verdad es difícil hacer un recuento al milímetro de todos los días de mi vida por que sería recordar demasiadas cosas que sinceramente ya he olvidado.

Al parecer mi vida no es tan distinta a la de los demas, porque tiene altibajos como todo el mundo. Siento que cada año que transcurre en mi vida lo comienzo a extrañar cada vez más, como si fuera un pedazo de mi cuerpo que pierdo y no puedo recuperarlo para disfrutar con él todo lo que habría podido.

Cuando el tiempo pasa y no estoy en las mejor situación posible, comienzo a sentir algo de nostalgia. Por lo regular se mira hacía el ayer como si hubiera sido mejor que hoy pero creo que hay cosas que no me gustaría vivir nuevamente. Es Obvio que me refiero a las penosas.

Tengo muchas cosas en la cabeza, retos que alcanzar y a veces el tiempo parece no alcanzar para conseguirlos. Siempre he tratado de darle sentido a mi vida o al menos a algunos momentos de aquella con algún tipo de frase alentadora. Hoy estoy en el proceso de hallarla pero por ahora se me ocurren dos: sólo se retrocede para dar un gran salto, este conjunto de palabras lo tomo como si me ayudara a hacer una especie de retrospección de mi vida hasta este momento y afrontar todo lo que puede venir.

La segunda frase es: en la vida cada final es un nuevo comienzo, ésta no parece necesitar una explicación muy extensa porque ya lo hace por si misma y se aplica a cualquier instancia de nuetras vidas.

Por último, la segunda frase me hace recordar a un ave que desde niño me ha fascinado por su magia, el fénix, el ser que nace de su cenizas, provista de su propio fuego renovador que se vuelve más fuerte después de cada efímera muerte. Es en esta magnífica ave que me gustaría asemejarme desde ahora con más empeño.