Era una tarde más de un 15 agosto muy similar a cualquier otro, un miércoles casi nada diferente a otro día de la semana, pero lo que no sabía hasta ese momento es que la tierra tenía otros planes para que esta fecha sea recordada por una manifestación tan violenta por parte de la naturaleza, que hasta ahora es vista como una de las más catastróficas en el Perú.

Si hay panoramas muy terribles y lamentables, tanto que son capaces de hacer temblar a cualquier persona, de seguro es la visión de ver gritando a tu familia, tus amigos, vecinos o simples conocidos durante algunos momentos en los cuales la tierra tiembla y no sabes cuándo podrá detenerse. En ese entonces, poco a poco las cosas que miras se van cayendo por el movimiento y de pronto todo se vuelve oscuro, los gritos aumentan y ese ruido tan característico de los movimientos telúricos similar al toque de tambores o un motor lejano no cesa, además sumado a todo esto, a cierta distancia empiezas a ver destellos de luz muy parecidos a relámpagos que no salen del cielo sino del mismo suelo.

Cualquier persona que haya vivido esto, sabe que un terremoto todo empeora si sucede durante las horas de sueño o en la noche porque en la oscuridad es difícil moverse. Cuando uno es niño escucha los relatos de las personas mayores sobre lo terrible de un desastre natural como éste y se pueden ir olvidando poco a poco, pero vivir uno de ellos es algo que realmente se quedará en la mente por toda tu vida.

En esta parte del mundo es común sentir cada cierto tiempo situaciones como la de un pequeño temblor del suelo, que es más pequeño que un terremoto, pero cuando este último sucede es inevitable ver escenas de desesperación de la gente a tu alrededor.

Ahora hay pueblos enteros que sufren por las consecuencias de terremotos, como son los casos de Haití, 12 de enero de 2010, y más recientemente de Chile, 27 de febrero de 2010. En ambos casos se han visto escenas devastadoras en ciudades completas causando la solidaridad de la comunidad internacional. A pesar de ver escenas de saqueos a supermercados o algunas riñas entre la población y las autoridades, se puede entender como la desesperación causada por la misma catástrofe.

El caso de Haití que estremeció a todo el mundo en enero del 2010 por la enorme cantidad de muertos, cercana a los 200.000 se agravó por ser el país más pobre de América Latina. En Chile la cantidad de muertos no ha sido tan grande pero los daños en la población afectada se sienten a través de las diversas imágenes que la prensa deja ver.

Al menos para los países que forman parte del Cinturón de Fuego del Pacífico les resulta fácil comprender estas circunstancias tan dolorosas, y viviendo en un país vecino de otro que ha sufrido una catástrofe como Chile me uno a la red solidaria internacional dirigida hacia todas esas personas que ahora sufren porque entiendo su dolor.


A continuación les dejo algunas imágenes de cómo ocurrieron estos dos terremotos.