Volvimos a ser campeones
Posted: miércoles, 16 de diciembre de 2009 by FG in
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El sentimiento intenso por algunas cosas de nuestras vidas siempre es difícil de llevar, y la verdad cuando eres hincha de corazón, ese sentir jamás desaparece y es como una gran bola de nieve que se hace más y más grande al rodar de una colina. A pesar de los distintos resultados que pueden molestarnos, con derrotas, incómodos empates o en el mejor de los casos, triunfos en la final de algún torneo o en el campeonato que tanto has esperado obtener. Como en esta ocasión 13 de diciembre de 2009.
En este caso, contaré de mi sentimiento por un equipo, tal vez desconocido para la mayor parte del mundo, pero que tiene un gran significado en mi vida y es al cuál aliento desde que tenía uso de razón. Ese especial grupo de once jugadores y varias personas más que cada semana salen al campo de juego se llama Universitario de Deportes.
La alegría en estos momentos es desbordante en mi corazón debido a que el equipo de mi vida, similar al amor de la vida pero en el campo deportivo salió campeón. Desde que era niño lo he visto ganar campeonatos, pero vaya que se disfruta cuando esto pasa después de varios años, nueve en total ahora.
Cuando veo a mi equipo campeón me acuerdo de cada vez que derramé lagrimas cuando perdíamos, cuando hacía rabietas al empatar a pesar de haber jugado mejor que nuestro rival de turno. Y no puedo exceptuar los saltos de alegría cuando veía ganar a la U de mi vida, así sea por la mínima diferencia.
Recuerdo en una ocasión cuando aún era un niño, mi equipo perdió con nuestro eterno rival por 6 – 3 goles, mi hermano siendo fanático del equipo contrario, celebraba entonces sin importarle mis lágrimas. Esa situación siempre me recuerda los contrastes sentimentales que hay en el deporte. Siempre hay revanchas y siempre hay oportunidades, al menos en el fútbol. Esta vez probé una vez más el sabor de la victoria y me tiene con una gran sonrisa.
Creo que sólo los hinchas más acérrimos de cualquier equipo pueden comprender el sentimiento de frustración cuando se pierde con nuestro eterno rival. Pero ante eso también existe la victoria ante ellos, y más si es una final. Es indescriptible la sensación que se tiene al obtener un título ganándole a tu clásico contendiente.
Particularmente pude celebrar más con este título, pero mi vida personal la opacó a un poco. Aunque no quiero decir que no me alegre esto. Es deliciosamente exquisito despedir un año con un triunfo, en este caso el 2009. Ojalá que en los siguientes años sean más y no se hagan esperar tanto.
Gracias U de mi vida por esta alegría, siempre estuve a tu lado y los estaré. Sólo espero disfrutar más seguido contigo.
En este caso, contaré de mi sentimiento por un equipo, tal vez desconocido para la mayor parte del mundo, pero que tiene un gran significado en mi vida y es al cuál aliento desde que tenía uso de razón. Ese especial grupo de once jugadores y varias personas más que cada semana salen al campo de juego se llama Universitario de Deportes.
La alegría en estos momentos es desbordante en mi corazón debido a que el equipo de mi vida, similar al amor de la vida pero en el campo deportivo salió campeón. Desde que era niño lo he visto ganar campeonatos, pero vaya que se disfruta cuando esto pasa después de varios años, nueve en total ahora.
Cuando veo a mi equipo campeón me acuerdo de cada vez que derramé lagrimas cuando perdíamos, cuando hacía rabietas al empatar a pesar de haber jugado mejor que nuestro rival de turno. Y no puedo exceptuar los saltos de alegría cuando veía ganar a la U de mi vida, así sea por la mínima diferencia.
Recuerdo en una ocasión cuando aún era un niño, mi equipo perdió con nuestro eterno rival por 6 – 3 goles, mi hermano siendo fanático del equipo contrario, celebraba entonces sin importarle mis lágrimas. Esa situación siempre me recuerda los contrastes sentimentales que hay en el deporte. Siempre hay revanchas y siempre hay oportunidades, al menos en el fútbol. Esta vez probé una vez más el sabor de la victoria y me tiene con una gran sonrisa.
Creo que sólo los hinchas más acérrimos de cualquier equipo pueden comprender el sentimiento de frustración cuando se pierde con nuestro eterno rival. Pero ante eso también existe la victoria ante ellos, y más si es una final. Es indescriptible la sensación que se tiene al obtener un título ganándole a tu clásico contendiente.
Particularmente pude celebrar más con este título, pero mi vida personal la opacó a un poco. Aunque no quiero decir que no me alegre esto. Es deliciosamente exquisito despedir un año con un triunfo, en este caso el 2009. Ojalá que en los siguientes años sean más y no se hagan esperar tanto.
Gracias U de mi vida por esta alegría, siempre estuve a tu lado y los estaré. Sólo espero disfrutar más seguido contigo.